El Regreso al Corazón de Dios

Un Manual Bíblico sobre el Arrepentimiento

Parte I: El Fundamento del Arrepentimiento

¿Qué Significa Realmente Volver a Dios?

Sección 1: Más Allá del Remordimiento: Descifrando el Lenguaje Bíblico del Cambio

Para comprender la profundidad del arrepentimiento bíblico, es imperativo ir más allá de las nociones culturales de "sentirse mal" o "pedir disculpas". Las Escrituras, en sus idiomas originales, pintan un cuadro mucho más rico, dinámico y transformador. El arrepentimiento no es meramente una emoción; es un movimiento, una reorientación completa del ser humano en relación con su Creador. Para construir una base sólida, debemos escuchar atentamente las palabras que Dios mismo inspiró para describir este regreso vital a Él.

El Concepto Hebreo del Movimiento: Shuv (שׁוּב)

En el Antiguo Testamento, la palabra más utilizada para describir el arrepentimiento es el verbo hebreo shuv. Este término aparece más de mil veces y su significado fundamental es físico y direccional: "volverse", "regresar" o "retornar". La imagen que evoca es la de una persona que camina por un sendero equivocado, un camino que conduce a un territorio peligroso y a la muerte espiritual. Shuv es el acto deliberado de detenerse, dar un giro completo de 180 grados y comenzar a caminar en la dirección opuesta, de regreso a un lugar seguro y conocido.

Este concepto es inherentemente relacional y está profundamente arraigado en la teología del pacto de Israel. El arrepentimiento como shuv no es un viaje hacia un destino desconocido; es un regreso a casa. Implica volver a un estado de comunión con Dios que se había abandonado, regresar a una relación de pacto que se había violado. No es posible "regresar" a un lugar donde nunca se ha estado. Por eso, los profetas llamaban constantemente a Israel, el pueblo del pacto de Dios, a que "volviera" a Él. Esta dinámica se resume perfectamente en la promesa recíproca de Dios en Zacarías 1:3: "Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros". El arrepentimiento, por tanto, no es solo la acción de apartarse del pecado, sino también el movimiento positivo de volverse hacia Dios para restaurar la comunión.

El Concepto Hebreo de la Emoción: Nacham (נָחַם)

Junto a shuv, encontramos otro término hebreo, nacham, que añade una dimensión emocional crucial. Nacham significa "sentir pesar", "lamentar", "afligirse" o "cambiar de parecer" en un sentido profundo y visceral. Mientras que shuv describe la acción externa del cambio de dirección, nacham describe el dolor interno que a menudo lo motiva.

Curiosamente, este término se aplica con frecuencia a Dios en las Escrituras, como en Génesis 6:6, donde se dice que "se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón". Esto no significa que Dios pecó o cometió un error. Más bien, es un lenguaje antropomórfico (que atribuye características humanas a Dios para nuestra comprensión) que expresa la profundidad del dolor y la aflicción de Dios ante la maldad humana. Revela Su cambio de disposición, pasando de la bendición al juicio. Cuando se aplica a los seres humanos, como en el caso de Job, quien declara "me aborrezco, y me arrepiento [nacham] en polvo y ceniza" (Job 42:6), denota un profundo remordimiento y dolor por el pecado cometido. Nacham es el corazón quebrantado que acompaña al giro de 180 grados de shuv.

El Concepto Griego de la Mente: Metanoia (μετάνοια)

Al llegar al Nuevo Testamento, el concepto de arrepentimiento se profundiza y se interioriza con la palabra griega predominante: metanoia. Etimológicamente, la palabra se compone de meta ("después" o "cambio") y nous ("mente"). Su significado literal es, por tanto, "un cambio de mente" o un "pensamiento posterior". Sin embargo, esto no debe entenderse como un simple cambio de opinión superficial. Metanoia denota una transformación radical y fundamental de la mente, la perspectiva, los valores y el propósito de una persona.

El contexto del Nuevo Testamento dota a metanoia de un significado profundamente soteriológico (relacionado con la salvación). No es solo un cambio de mente sobre cualquier cosa, sino un cambio de mente acerca de las realidades más importantes: el pecado y Jesucristo. Implica un cambio de actitud hacia el pecado, pasando de amarlo, justificarlo o ignorarlo, a reconocerlo como una ofensa contra Dios y desear abandonarlo. Aún más fundamentalmente, implica un cambio de mente acerca de quién es Jesús: de verlo como un simple hombre, un profeta, o incluso un blasfemo, a reconocerlo como el Mesías, el Señor y el único Salvador. Por lo tanto, el llamado de Jesús en Marcos 1:15, "arrepentíos [metanoeite], y creed en el evangelio", une inseparablemente esta transformación de la mente con el acto de la fe.

El Concepto Griego del Retorno: Epistrepho (ἐπιστρέφω)

El Nuevo Testamento también utiliza el verbo epistrepho, que es el equivalente griego directo del hebreo shuv. Significa "volverse" o "convertirse" y, al igual que su contraparte hebrea, describe la acción de dar la vuelta.

"Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio." (Hechos 3:19)

Relación con el tema: Este versículo une magistralmente los dos conceptos clave. "Arrepentíos" (metanoia) es el cambio interno de mentalidad, mientras que "convertíos" (epistrepho) es la acción externa de volverse hacia Dios. La cita muestra que ambos son necesarios para recibir el perdón y la restauración.

Esta progresión desde el Antiguo Testamento al Nuevo no presenta una contradicción, sino una revelación progresiva. El Antiguo Testamento, con su enfoque en el pacto nacional de Israel, describe el arrepentimiento principalmente en términos de acciones corporativas y observables: abandonar ídolos, volver a la ley. Shuv es el verbo perfecto para esta realidad externa. El Nuevo Testamento, con la venida de Cristo y la morada del Espíritu Santo, ilumina el motor interno que impulsa esa acción: la mente transformada. Por lo tanto, metanoia no reemplaza a shuv/epistrepho, sino que lo explica. Un verdadero "giro de 180 grados" solo es posible y sostenible si está precedido por una genuina "transformación de la mente". El arrepentimiento bíblico es, en consecuencia, un todo unificado: una mente transformada por la gracia de Dios que resulta inevitablemente en una vida reorientada hacia Él.

Un camino que se bifurca, simbolizando la decisión del arrepentimiento.
Término Idioma Significado Literal Implicación Teológica Clave
Shuv (שׁוּב) Hebreo Volver, regresar Un giro de 180 grados, abandonando el pecado para retornar a la comunión del pacto con Dios.
Nacham (נָחַם) Hebreo Sentir pesar, lamentar El profundo dolor y la aflicción emocional por el pecado.
Teshuvá (תְּשׁוּבָה) Hebreo Retorno Concepto judío que encapsula el proceso de regresar a la esencia pura del alma y a Dios.
Metanoia (μετάνοια) Griego Cambio de mente Una transformación fundamental del pensamiento, especialmente acerca de Cristo y el pecado.
Metamelomai (μεταμέλομαι) Griego Sentir remordimiento Un lamento centrado en las consecuencias, no necesariamente en la ofensa a Dios.
Epistrepho (ἐπιστρέφω) Griego Volverse, convertirse La acción externa de dar la vuelta, resultado de la metanoia interna.

Sección 2: La Tristeza que da Vida y la Tristeza que Mata (2 Corintios 7:9-10)

No toda tristeza por el pecado es igual ante los ojos de Dios. El apóstol Pablo, en su segunda carta a la iglesia de Corinto, establece una distinción crucial que yace en el corazón mismo del arrepentimiento genuino.

"Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte." (2 Corintios 7:10)

Relación con el tema: Pablo establece aquí el diagnóstico definitivo. No todo dolor por el pecado es beneficioso. La cita es fundamental porque nos obliga a examinar la fuente y el enfoque de nuestra tristeza: si nos lleva a la desesperación (tristeza del mundo) o si nos impulsa hacia la gracia y la salvación (tristeza según Dios).

El Remordimiento Estéril: Metamelomai

La "tristeza del mundo" se manifiesta en lo que las Escrituras describen con la palabra griega metamelomai: un remordimiento o pesar, a menudo centrado en las terribles consecuencias de nuestras acciones más que en la ofensa a Dios. El ejemplo paradigmático de esta tristeza mortal es Judas Iscariote. Después de traicionar a Jesús, Mateo 27:3 nos dice que, "viendo que era condenado, devolvió arrepentido [metameletheis] las treinta piezas de plata". Judas sintió un profundo pesar. Reconoció la magnitud de su error ("he pecado entregando sangre inocente"), e incluso intentó deshacer el daño devolviendo el dinero.

Sin embargo, su dolor era egocéntrico. Estaba consumido por su propia culpa, por la irrevocabilidad de su acto y por el horror de sus consecuencias. Su tristeza no lo impulsó hacia la fuente del perdón, Jesucristo, sino que lo aisló en su propia desesperación. Se centró en su fracaso, no en la gracia del Salvador. Esta tristeza, desconectada de la esperanza de la redención, lo llevó a la autodestrucción: "y saliendo, fue y se ahorcó" (Mateo 27:5). La tristeza de Judas es un ejemplo trágico de un dolor que se vuelve hacia adentro y consume al individuo, produciendo la muerte espiritual y física que Pablo describe.

El Arrepentimiento Fructífero: Metanoia

En agudo contraste, la "tristeza que es según Dios" es un dolor que, aunque intenso, es inherentemente teocéntrico, es decir, centrado en Dios. Este dolor produce metanoia, una transformación que conduce a la vida y la restauración. El modelo de esta tristeza vivificante es Simón Pedro. Después de negar a su Señor tres veces, culminando con maldiciones y juramentos, el gallo cantó. En ese momento, Lucas nos da un detalle conmovedor: "Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor... Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente" (Lucas 22:61-62).

El dolor de Pedro no fue menos intenso que el de Judas, pero su enfoque fue radicalmente diferente. Su llanto no fue provocado por el miedo al castigo, sino por la mirada de amor y dolor de su Señor. Su corazón se quebrantó no por las consecuencias para sí mismo, sino por haber traicionado la relación con Aquel a quien amaba. Su tristeza era relacional. Este dolor teocéntrico no lo condujo al aislamiento y la desesperación, sino de vuelta a la comunidad de los discípulos y, en última instancia, a la playa donde el Cristo resucitado lo restauraría con gracia y lo re-comisionaría para el servicio. La tristeza de Pedro, al estar dirigida hacia Dios, se convirtió en el canal a través del cual fluyó la gracia restauradora.

Sección 3: El Rol del Espíritu Santo: La Convicción que Guía al Hogar

Una paloma blanca, símbolo del Espíritu Santo.

El arrepentimiento genuino no es un logro humano. Nadie puede, por su propia fuerza de voluntad o claridad moral, producir la transformación de mente y corazón que Dios requiere. Es una obra enteramente sobrenatural, iniciada, guiada y efectuada por la tercera persona de la Trinidad: el Espíritu Santo. Antes de que una persona pueda volverse a Dios, el Espíritu de Dios debe primero obrar en su corazón.

"Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio." (Juan 16:8)

Relación con el tema: Esta cita revela que el arrepentimiento no se origina en nosotros. Es el Espíritu Santo quien primero debe abrir nuestros ojos a nuestra condición de pecado, a la justicia perfecta que solo se encuentra en Cristo y al juicio seguro que nos espera sin Él. Su convicción es el primer paso indispensable en el camino de regreso a Dios.

1. Convicción de Pecado: El Espíritu Santo expone la verdadera naturaleza del pecado. Jesús especifica el pecado fundamental del cual el Espíritu convence al mundo: "por cuanto no creen en mí" (Juan 16:9).

2. Convicción de Justicia: El Espíritu convence al mundo de la justicia perfecta de Cristo, evidenciada por Su ascensión al Padre ("por cuanto voy al Padre, y no me veréis más", Juan 16:10).

3. Convicción de Juicio: Finalmente, el Espíritu convence de la realidad del juicio, como una sentencia ya ejecutada sobre el "príncipe de este mundo", Satanás (Juan 16:11).

Diferenciando la Convicción de la Acusación

La convicción del Espíritu Santo opera como un cirujano experto. Su propósito no es condenar, sino sanar. Es específica, señalando un pecado particular no para avergonzarnos, sino para llevarnos al arrepentimiento y a la cruz. La acusación de Satanás, por otro lado, opera como un fiscal despiadado cuyo único objetivo es la condena (Apocalipsis 12:10). Su voz es a menudo general y vaga, atacando nuestra identidad. En resumen, la convicción del Espíritu nos lleva a Cristo. La acusación del enemigo nos aleja de Él.

Parte II: El Retrato del Arrepentimiento

Vidas Transformadas en las Escrituras

Sección 4: El Clamor de un Rey Quebrantado: El Arrepentimiento de David en el Salmo 51

El Salmo 51 se erige como el monumento más elocuente al arrepentimiento personal en toda la Escritura. Compuesto por el rey David después de ser confrontado por el profeta Natán por su pecado de adulterio con Betsabé y el asesinato de su esposo, Urías (2 Samuel 11-12), este salmo es una ventana al alma de un hombre quebrantado ante un Dios santo.

Confesión sin Excusas (vv. 1-4)

David comienza su oración no con justificaciones, sino con un clamor desesperado por la gracia. Su única base de apelación es el carácter de Dios: Su misericordia y Su compasión. Asume plena responsabilidad, llamando a sus acciones "rebeliones", "maldad", "pecado".

"Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos" (Salmo 51:4a)

Relación con el tema: David entiende que aunque sus pecados tuvieron víctimas humanas, la ofensa fundamental fue vertical. Esta confesión teocéntrica es la marca de un arrepentimiento genuino.

Reconocimiento de la Naturaleza Pecaminosa (v. 5)

"He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre" (v. 5). David no está culpando a sus padres; está reconociendo la doctrina del pecado original: que su problema no es simplemente que comete pecados, sino que es un pecador por naturaleza.

Anhelo de Purificación Interna (vv. 6-12)

David no pide simplemente un perdón judicial, sino una transformación interior. Su mayor temor no es el castigo, sino la pérdida de la comunión con Dios.

"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí." (Salmo 51:10)

Relación con el tema: David no pide una simple reparación, sino una re-creación. Reconoce que su problema es tan profundo que solo una intervención sobrenatural de Dios puede cambiar su naturaleza interna, demostrando que el verdadero arrepentimiento anhela una transformación radical.

El Fruto de la Restauración (vv. 13-17)

Una vez perdonado, su respuesta natural es testificar y adorar. Entiende lo que Dios realmente desea:

"Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios." (Salmo 51:17)

Relación con el tema: David comprende que Dios valora la actitud interna del corazón por encima de cualquier ritual externo. Un espíritu quebrantado y un corazón humilde son la verdadera esencia del arrepentimiento que agrada a Dios.

Sección 5: La Restauración de un Discípulo Caído: La Negación y Reafirmación de Pedro

La Caída: Confianza Propia y Temor (Lucas 22:54-62)

La caída de Pedro comenzó con su audaz confianza en sí mismo: "Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte" (Lucas 22:33). Esta presunción lo preparó para el fracaso.

"Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor... Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente." (Lucas 22:61-62)

Relación con el tema: Una simple mirada de su Señor lo quebrantó. Su llanto amargo representa la "tristeza según Dios", un dolor genuino por haber fallado a Aquel que amaba, el catalizador para su eventual restauración.

La Restauración: Gracia y Re-comisión (Juan 21:15-19)

En Juan 21, el Cristo resucitado no reprende a Pedro, sino que lo restaura. Le hace tres preguntas, una por cada negación: "¿Me amas?". Con cada respuesta afirmativa, Jesús le da una comisión: "Apacienta mis ovejas". Jesús no solo perdona a Pedro; lo restaura a su llamado apostólico. Su mayor fracaso, una vez redimido, se convirtió en el fundamento de un ministerio más empático y compasivo.

Manos extendidas en señal de ayuda y perdón.

Sección 6: Frutos Dignos de Arrepentimiento: Zaqueo y la Ciudad de Nínive

Juan el Bautista exigía una evidencia externa del arrepentimiento.

"Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento." (Mateo 3:8)

Relación con el tema: Esta cita establece el principio fundamental de que el arrepentimiento no es solo un sentimiento o una declaración, sino una transformación que debe ser visible. Los "frutos" son las acciones, actitudes y cambios de vida que demuestran la autenticidad del cambio interno.

Arrepentimiento Individual y Gozoso: Zaqueo (Lucas 19:1-10)

Zaqueo, el jefe de los publicanos, fue transformado por la invitación de gracia de Jesús. El fruto de su arrepentimiento fue espontáneo, generoso y radicalmente práctico.

"Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado." (Lucas 19:8)

Relación con el tema: La declaración de Zaqueo es el "fruto" visible de su arrepentimiento. Su corazón, antes dominado por la codicia, ahora produce generosidad y restitución. Sus acciones van más allá de lo requerido por la ley, demostrando un cambio de valores radical y genuino.

Arrepentimiento Corporativo y Sobrio: Nínive (Jonás 3)

La capital del brutal Imperio Asirio respondió al mensaje de juicio de Jonás con un arrepentimiento unánime. Proclamaron ayuno, se vistieron de cilicio y clamaron a Dios. El decreto real ordenaba: "conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos" (Jonás 3:8). El fruto de Nínive fue un lamento nacional y un cese deliberado de la maldad, y Dios respondió con misericordia.

Parte III: La Práctica del Arrepentimiento

Viviendo una Vida de Retorno Continuo

Sección 7: El Arrepentimiento en el Antiguo y el Nuevo Pacto

Bajo el Antiguo Pacto, el arrepentimiento estaba ligado a la Ley y al sistema de sacrificios, que no podían cambiar el corazón. El Nuevo Pacto, inaugurado por Cristo, es superior.

"Porque este es el pacto que haré... Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré." (Hebreos 8:10)

Relación con el tema: El arrepentimiento en el Nuevo Pacto ya no es un esfuerzo por obedecer una ley externa, sino la respuesta de un corazón que ha sido internamente transformado por Dios. El deseo de volver a Él surge de una nueva naturaleza implantada por el Espíritu Santo.

El arrepentimiento ya no es un intento de construir un puente hacia Dios; es el gozo de caminar por el puente que Cristo ya construyó. Esta comprensión libera al creyente de una mentalidad legalista y le permite abrazar el arrepentimiento como la práctica gozosa de mantenerse cerca de Aquel que lo ha salvado por completo.

Sección 8: La Lucha Continua: El Arrepentimiento en la Vida del Creyente (Romanos 7)

En Romanos 7, Pablo describe la batalla interna del creyente: "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago" (v. 15). Esta lucha no es una señal de fracaso, sino evidencia de regeneración.

"¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro!" (Romanos 7:24-25a)

Relación con el tema: La solución a nuestra lucha continua no es nuestro esfuerzo, sino la obra de Cristo. El arrepentimiento diario es un acto de fe que constantemente nos redirige a nuestro Salvador. La doctrina de la "perseverancia de los santos" asegura que Dios nos preservará en esta lucha hasta el final.

Sección 9: La Disciplina de la Confesión y la Comunidad

Un grupo de personas apoyándose mutuamente.

El arrepentimiento no está destinado a ser un camino solitario.

"Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados." (Santiago 5:16)

Relación con el tema: La confesión mutua no es para salvación, sino para "sanidad" relacional, emocional y espiritual. Sacar el pecado a la luz dentro de una comunidad de confianza rompe su poder y nos ayuda en nuestro camino de santificación.

El pecado prospera en el aislamiento. La confesión mutua desarma el orgullo. Cuando admitimos nuestras debilidades, invitamos a la gracia a entrar en nuestras luchas. La respuesta bíblica a la confesión no es el juicio, sino la oración intercesora.

Parte IV: El Legado del Arrepentimiento – Conclusión y Recursos

Sección 10: Síntesis Final: El Ritmo de la Vida Cristiana

Hemos visto que el arrepentimiento es mucho más que un simple remordimiento; es una transformación de la mente que conduce a una reorientación completa de la vida. Para el creyente del Nuevo Pacto, el arrepentimiento no es un evento único, ni una penitencia sombría. Es el ritmo constante y gozoso del corazón regenerado. Es la práctica diaria de alinear nuestras vidas con la nueva naturaleza que Dios nos ha dado.

El arrepentimiento no es una carga que debemos soportar, sino un don que debemos abrazar. Es la evidencia de que el Espíritu de Dios está vivo y activo en nosotros. Es el camino a través del cual experimentamos una comunión cada vez más profunda e íntima con nuestro Padre celestial. Es el acto de exhalar constantemente la confesión y la dependencia, e inhalar incesantemente la gracia, el perdón y el poder para vivir para Su gloria.

Reflexión Asistida con IA

Utilice este espacio para escribir sus reflexiones personales sobre el arrepentimiento. ¿Qué áreas de su vida le muestra el Espíritu Santo? ¿Qué pasos necesita dar para volver al corazón de Dios? Luego, presione el botón para que la IA le ayude a convertir sus pensamientos en una oración personalizada.

Apéndice A: Guía de Estudio por Pasajes Clave

  • 2 Crónicas 7:14: ¿Qué cuatro acciones pide Dios a "mi pueblo" y qué tres cosas promete a cambio?
  • Salmo 32:1-5: ¿Cuáles fueron las consecuencias de no confesar el pecado y cuál fue la respuesta de Dios a la confesión?
  • Isaías 55:6-7: ¿Qué debe dejar el impío y cuál es la naturaleza del perdón de Dios?
  • Joel 2:12-13: ¿Qué significa "rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos"?
  • Lucas 15: ¿Qué nos enseña la reacción del padre sobre el corazón de Dios hacia el pecador arrepentido?
  • Hechos 2:38: ¿Cómo se conecta el arrepentimiento con la recepción del Espíritu Santo?
  • Apocalipsis 2-3: Cinco de las siete iglesias son llamadas al arrepentimiento. ¿De qué pecados específicos debe arrepentirse cada una?

Apéndice B: Preguntas Frecuentes sobre el Arrepentimiento

¿Puedo pecar tanto que Dios no me perdone?

No. El único estado imperdonable es la blasfemia contra el Espíritu Santo, que se entiende como un rechazo final y endurecido de la obra de Cristo. Para aquel que tiene un corazón que desea arrepentirse, la puerta del perdón siempre está abierta.

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9)

¿Cómo sé si mi arrepentimiento es genuino o solo remordimiento?

El remordimiento se centra en uno mismo. El arrepentimiento genuino se centra en Dios, se aflige por haber ofendido a un Padre amoroso, y produce un cambio de comportamiento observable.

Si soy verdaderamente salvo, ¿por qué sigo pecando?

Esta es la lucha normal de la santificación (Romanos 7). Su salvación es segura. El hecho de que usted luche contra el pecado es una señal de que es verdaderamente salvo.

¿Tengo que confesar cada pecado a otra persona?

No, la confesión para el perdón judicial se hace a Dios. Sin embargo, Santiago 5:16 nos anima a confesarnos unos a otros para "sanidad" relacional y espiritual. Es sabio confesar pecados habituales a un creyente de confianza para recibir apoyo y oración.

Apéndice C: Glosario de Términos Teológicos

  • Exégesis: La interpretación crítica y cuidadosa de un texto bíblico para descubrir su significado original.
  • Justificación: Acto legal de Dios por el cual declara justo a un pecador creyente, únicamente por la fe en la justicia de Jesucristo.
  • Pacto: Un acuerdo solemne y vinculante entre Dios y la humanidad.
  • Regeneración: La obra sobrenatural del Espíritu Santo por la cual un pecador recibe nueva vida espiritual ("nacer de nuevo").
  • Santificación: El proceso continuo por el cual el Espíritu Santo conforma a un creyente a la imagen de Cristo.
  • Soteriología: La rama de la teología que estudia la doctrina de la salvación.